23 febrero, 2013

VOY Y VENGO.

Cómo digo en el título, voy y vengo, y eso que intento tener tiempo, pero éste no se estira.
Después de levantarme esta mañana, con nieve, y entre quico y quico, sacaré un rato para escribiros.
Llevo un temporada muy cansada, sin ganas de nada y sólo falta el trabajo, me han ascendido y estoy en un departamento con el que tengo que ir con pies de plomo, a la perfección, vigilada y por mucho que tenga una base, no es igual y yo no sé vivir con inseguridades, y cada día es un ciclo de emociones, de miedos, para tirar hacia adelante, de mantenerme, de regalarles mi tiempo para sacar el trabajo pendiente. Pero agradecida, por seguir trabajando.
Pero lo por lo visto, hay gente que no valora trabajar en estos tiempos, sin ir más lejos, una compañera, con la que me llevo genial, que me echo unas risas buenísimas, pero de la cual, tengo que reconocer, que no hace bien su trabajo.
No estoy hablado de una muchacha, si no de una mujer, cerca de los 50, que le da igual que le pongan un plazo para mantener su trabajo y diréis, claro, a lo mejor su situación personal, se lo puede permitir, pues no, no tiene a nadie, una casa que pagar, una hija, y ella, a la defensiva, y sin esfuerzo, se prepara para que de aquí unos días, estampe su firma en su finiquito.
Que no lo entiendo, que no.
Si tuviese que contar, el esfuerzo que hago para ir a trabajar, el sacrificio, las horas, y me da tanta rabia estas cosas, cuando en los tiempos que estamos, uno se debería de dejar la piel, para mantener su trabajo.
Y aquí también incluyo, a l@s que están en su casa, lamentándose y no hacen nada, que no sólo es buscar trabajo si no oportunidades para mejorar.
Pero no hay que olvidar, a los que que tienen un trabajo "seguro", sin ir más lejos los de RENFE, agarraros, porqué estas palabras van para todos ellos, panda de gentuza.
Una se gasta 143e al mes para ir a trabajar, a chuparse km, horas, y que su estación esté cerrada y nunca pueda marcar el billete, pero cada día, le sumamos la odisea de poder salir de la estación de destino, pq no hay nadie! y si lo hay, te miran como si fueras una delincuente, y si ese día, se les ocurre que vengan esta gentuza de revisores, que no saben ni hablar tu idioma, que te hablan despectivamente( si ir más lejos el Viernes las tuve con una de su empresa asquerosa), que sólo les falta, que te obliguen a arrodillarte ante ellos, ya la hemos cagado.
Qué culpa tengo yo, que pago mi tarjeta mensual, que no pueda fichar ya que la estación está cerrada por ser un pueblo? así empiezo los días, con ganas de pegar dos yoyas a esos revisores, trabajadores de RENFE que se creen con derecho sobre ti.
Así, va todo, y entre todos, la jodemos.